Antes que nada tengo que confesar que en un inicio, no estaba muy seguro de realizar este diplomado pues al estar estudiando Logística y Aduanas, me preguntaba ¿qué tan provechoso podría ser para mí?
Por esta razón fui donde mi maestro, quien literalmente me convenció de hacerlo con un solo argumento: “recuerda que siempre debes certificar tus conocimientos, principalmente cuando estos son afines a la especialidad que estudias”. Sin embargo, cursar el Diplomado, resultó ser para mí, mucho más que conseguir una mera certificación; fue darme cuenta de lo que implica ser un estudiante comprometido con su formación, no sólo a nivel de conocimientos, sino también de las habilidades, actitudes y responsabilidades.
Después de haber concluido este diplomado, hemos aprendido que la educación fiscal supone el desarrollo de cuentas, competencias vinculadas con normas, los valores y las actitudes, tanto individuales como colectivas, necesarias para fortalecer la democracia, donde se vuelve indispensable, la construcción de una conciencia ciudadana.
A modo de reflexión quisiera responder a la pregunta ¿Cuál es el gran aporte del Diplomado en Educación Fiscal para nuestra vida?
Las respuestas pueden ser muchas y variadas en su contenido por la riqueza del diplomado. Pero creo que lo central para nosotros, es que nos instruyó sobre las políticas públicas encaminadas a promover una ciudadanía fiscal solidaría, inclusiva, participativa y consiente de sus derechos y obligaciones, con nociones de pertenencia a la comunidad y al país.
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